Covid-19 un virus letal, desestabiliza, cambia fundamentalmente las rutinas de personas y organizaciones, requiere soluciones urgentes, expone defectos existentes, trae resultados desconocidos y puede tener graves consecuencias para todos los aspectos de sus vidas.
Los año 2019-2020 serán memorables globalmente por la llegada de este virus donde nos cambió el sentido de ver la vida a todos, nos hizo valorar más las cosas, recordar que la vida hay que vivirla al máximo, que nosotros no somos responsables de lo que pasara en un futuro, debemos amar y cuidarnos cada día más.
Esta epidemia hizo que nos uniéramos más a lo tecnológico, que utilicemos más las herramientas online. Pero con esta pandemia llegaron más casos de ansiedad, estrés, depresión en las personas por las informaciones recurrentes de muerte y sufrimiento, y las imágenes de hospitales abrumados y pacientes intubados pueden ser aterradoras. COVID-19 ha creado una epidemia de información; miembros del público están abrumados con más información de la que pueden manejar. Y gran parte de esa información, especialmente en línea, incluye rumores perturbadores, teorías conspirativas y declaraciones sin fundamento que confunden y asustan.
Ahora los medios de comunicación y las empresas trabajan de una manera diferente siguiendo un protocolo de emergencia, uso de mascarillas que producen efectos secundarios a la mayoría de la población, lavado de manos seguidas veces, uso de gel desinfectante y la más importante el distanciamiento social esto último fue lo más difícil de esta nueva manera de vivir separado de tus seres queridos, amigos.
Periodistas y equipos técnicos que han de acudir a sus puestos de trabajo en las redacciones, existen protocolos que incluyen desinfecciones periódicas delos espacios, turnos escalados y divisiones de zonas en la redacción para evitar contagios. En las televisiones y emisoras de radio se extreman las medidas de higiene: cada profesional desinfecta los equipos que ha utilizado, se cambian a diario las esponjas de los micros de los estudios, cada reportero tiene su propio micro y esponjilla para evitar contagios, los profesionales no comparten vehículo en los desplazamientos, se recomienda el uso de guantes y mascarillas, y evitar la exposición en los lugares donde existe una elevada carga viral y riesgo de contagio.
A los directivos les preocupa todavía en pleno año 2021 que esta crisis siga provocando la caída de la inversión publicitaria, que ha afectado a todos los medios. Las empresas de comunicaciones dependen de la publicidad para la mayor parte de sus ingresos, que están disminuyendo drásticamente, por lo que su presupuesto para este año está desactualizado. Pero los medios de comunicación ya están reduciendo todos los gastos innecesarios.
Pero sin embargo esta crisis se ha convertido en una tormenta perfecta para la prensa: llega un flujo constante de información relevante, el impacto social es grave y la gente es ávida de consumo. Esta situación extrema pone a prueba al periodismo responsable más que nunca.
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